¿Cómo Hacer para que mi Hijo de 2 Años me Haga Caso?
Los terribles 2 años
¿Cuánto duran los terribles dos años?
Todos los padres nos hablan de que sus hijos han pasado o están pasando por la llamada “La crisis de los 2 años”, en la que hay un aumento de rabietas, pero ¿Qué son las rabietas? Estos comportamientos son una forma de manifestar una frustración ante algo que quiere o desea y que no puede conseguirlo. Es una emoción, que cuando ocurre no debemos ni contenerla ni reprimirla. Estas conductas se pueden cortar, pero no la emoción que “detona” la rabieta, ya que es parte de su desarrollo cognitivo y emocional. Los niños presentan estas conductas porque su cerebro aún está desarrollándose, no saben como controlar algunas emociones, por ello les crea frustración y se da esa “explosión” emocional. Esta crisis es un período del normal desarrollo en el que los niños se vuelven más independientes y más exigentes, por lo tanto quieren tener más autonomía y hacer las cosas por sí mismos. Como consecuencia pueden aparecer conductas disruptivas, berrinches o pataletas. Los terribles años suelen comenzar en bebes de 18 meses y puede durar hasta los 4 años o 5 años de edad, pero hay niños en los que las pataletas empezaron con 15 meses. A lo largo de este artículo veremos recomendaciones y consejos para prevenir estas rabietas.
¿Cómo saber si mi hijo está en los terribles 2?
Decir que “no” a todo.
Aumenta la resistencia entre padres e hijos.
Oponerse a las peticiones de los adultos.
Dificultad para adaptarse a nuevas situaciones.
Inflexibilidad a los cambios.
En algunos casos puede haber cambios en la alimentación o en los patrones de sueño.
Enfadarse sin motivo aparente.
Para los padres y cuidadores puede ser difícil sobrellevar estas conductas, resistencias o inflexibilidades. Son comportamientos desafiantes que aparecen por una falta de gestión y control de las emociones. La “Crisis de los dos años” forma parte del desarrollo infantil y es completamente normal. A los dos y tres años de edad ya no necesitan la ayuda constante de sus padres o cuidadores para realizar ciertas actividades. Los niños están evolucionando a un ritmo más rápido. Su nivel de independencia y autonomía es mayor. Por ello quieren tener más control sobre su entorno y tomar sus propias decisiones. Además, se encuentran en una fase de egocentrismo, dónde todo gira en torno a ellos, siendo muy difícil ponerse en el lugar de los demás. Por otro lado, su lenguaje aún no es tan rico para poder expresar todo lo que quieren y sienten. A nivel emocional, los niños viven al límite con las emociones a piel y no tienen filtros.
Partimos de la base de que cada niño tiene unas necesidades distintas y que la manera de gestionar sus emociones ante una situación puede variar. Lo que funciona con otros niños no tiene por qué funcionar con tu hijo.
¿Cómo puedo hacer para que mi hijo de 2 años me obedezca?. Es importante desde un principio establecer unos límites. A los dos años de edad están pasando por un periodo de cambios, que pueden hacer que se desestabilicen, como ya sabemos, hay una gran evolución en su autonomía y a nivel emocional, están en constante experimentación y todas estas experiencias están formando su personalidad que será marcado para su vida adulta.
¿Cómo se debe castigar a un niño de 2 años?
¿Qué hacer cuando un hijo no te hace caso?. El uso del castigo físico, como un azote o una bofetada, no es una forma apropiada ni efectiva para castigar o enseñar disciplina a un niño de 2 años. El castigo físico empareja (asocia) negativamente la relación entre los padres y el niño, además de que pueden tener efectos negativos a largo plazo en el desarrollo emocional y psicológico del niño.
En psicología se utiliza el término “castigo” para definir un evento o estímulo que disminuye la probabilidad de que un comportamiento se repita en el futuro B.F. Skinner. El castigo es un estímulo aversivo (desagradable) que disminuye la probabilidad de un comportamiento en el futuro.
Después de tener una breve idea de los que es el castigo y de sus connotaciones negativas, os voy a dar algunos consejos efectivos que podemos hacer en vez del castigo físico o gritos.
¿Cómo se debe corregir a un niño de 2 años?
1. Anticipación
No podemos evitar estos comportamientos, porque como hemos dicho anteriormente forman parte de su desarrollo, pero si podemos prevenir algunos berrinches que son innecesarias.
Llamamos a anticipación a la capacidad de predecir o prever eventos futuros basados en la experiencia previa y la información que tenemos disponible. En psicología, la anticipación juega un papel relevante en la toma de decisiones y en las intervenciones de problemas de conducta. Esta técnica es muy efectiva que si se aplica correctamente, los problemas de conductas disminuyen significativamente.
Por ejemplo, Si cada vez que le ponemos la ropa a nuestro hijo, salimos de un sitio que le gusta mucho, le retiramos el teléfono o juguete favorito, lo llevamos a la ducha… llora, grita o se tira al suelo. Esta conducta es su manera de oponerse al cambio o nueva actividad que se va a hacer.
Cómo ya sabemos que estás conductas van a ocurrir en un 90% de las veces, vamos a intentar prevenirlas. Por ejemplo, cuando cambiéis de una actividad que le gusta mucho a otra que le guste menos, nos anticipamos para prevenir estas conductas. Ofrecemos mini premios a cambio de la conducta que queremos que se dé. Por ejemplo, le decimos; “Ahora vamos de paseo al parque, pero antes nos ponemos la chaqueta”, “te dejo que juegues con los animales marinos, pero cuando nos metamos en la bañera”, “si te comes una cucharada más de puré, te doy yogur”…
La idea de este método es ofrecer algo a cambio de realizar una conducta, como juegos, actividades, refuerzo social (¡muy bien o campeón!) o alimentos (gusanitos)… Una vez que identifiquemos que quiere, le explicamos que para conseguirlo tiene que hacer algo a cambio, ya sea vestirse, comer, salir de paseo… De este modo prevenimos el berrinche y condiciona positivamente el estímulo aversivo (la bañera, la comida, la ropa).
Algunos padres nos preguntan, ¿Siempre vamos a hacer uso de estos premios?, la respuesta es NO, estas conductas irán condicionándose positivamente cuando vayan seguidas de un refuerzo positivo.
2. Refuerzo positivo
Los padres a veces nos pasamos más tiempo regañando que premiando, pero ¿Cómo va a saber nuestro hijo lo que está bien? Si solo decimos lo malo. El refuerzo en psicología es un estímulo que hace que aumente la probabilidad de que un comportamiento se repita en el futuro, termino acuñado por B.F. Skinner. En otras palabras, el refuerzo positivo es un estímulo agradable que aumenta la frecuencia de un comportamiento deseado. En la modificación de la conducta, es un enfoque alternativo, más efectivo y ético al castigo. El refuerzo positivo sirve para enseñar, instaurar o condicionar nuevas conductas. Es un elogio o premio por comportamientos deseados y apropiados.
¿Cómo aplicamos el refuerzo positivo? Cada vez que su hijo haga una conducta adecuada, le reforzamos, por ejemplo, si está bien sentado, decimos; “muy bien sentado” o si se ha comido toda la comida, ¡Campeón te has comido todo, ahora puedes jugar!. Para que el refuerzo sea efectivo tiene que ser inmediatamente después de realizar la conducta deseada.
Se recomienda decir que está haciendo o realizando bien, el feedback es muy importante para que el niño entienda la conducta deseada. Mediante este procedimiento su hijo asociará positivamente la conducta reforzada y esta tendrá más probabilidad que se repita en el futuro.
3. Extinción o ignorar conductas inadecuadas
¡Cuidado! Con ignorar todos comportamientos indeseables. Dependiendo del motivo de la conducta se debe ignorar o no. Muchos padres nos vienen a consulta diciendo que han leído o le han dicho que hay que ignorar todos los problemas de conducta y no es así.
Ignoramos aquellos problemas de conductas o berrinches, que se den por ATENCIÓN. En psicología a este procedimiento le llamamos Extinción. La extinción, según B.F. Skinner es la eliminación o disminución de un comportamiento o conducta cuando se retira el refuerzo que mantiene la conducta. Interrumpiendo la relación que hay entre un comportamiento y su refuerzo, la frecuencia de la conducta tendera a disminuir. Es una técnica muy efectiva para reducir comportamientos indeseados.
¿Cómo reconocemos si la conducta es por atención?
Normalmente, estas conductas ocurren cuando el niño está aburrido sin nada que hacer. Suelen tirar cosas, dar golpes o llorar, sin motivo aparente. Un ejemplo muy claro sería; estas de paseo con tu niña de la mano, te paras hablar con una amiga y tu hija se tira al suelo o comienza a decir repetidamente “mamá” u otras palabras.
Otra situación; estás cocinando en la cocina y tu hijo se tira en el pasillo y se pone a lloriquear.
En el caso de que no sepamos la función de la conducta, sería necesario evaluar la respuesta del niño ante interrupción o retirada de atención. Si la conducta disminuye o desaparece cuando le damos atención, es muy probable que esté mantenida por refuerzo de atención. Sí, por el contrario, su hijo sigue llorando, es por otro motivo.
¿Cómo aplicamos la extinción? Es muy fácil de aplicar, ignoramos la conducta, sin decir o hacer nada en referencia a la conducta del niño. Es decir, seguimos realizando lo que estábamos haciendo.
En el ejemplo, en el que estás cocinando y tu hijo se tira al suelo. Aquí debes de seguir cocinando sin mirarlo ni decirle nada. Cuando su hijo se calme o baje considerablemente la intensidad porque no ha obtenido la atención, en este momento vamos y le decimos ¡Que bien mi niño más tranquilo! y le puedes coger y llevarlo contigo a la cocina o darle algún juguete. El objetivo es extinguir la conducta inadecuada y premiar la adecuada. El mejor premio es darle atención cuando esté tranquilo.
4. Redirigir o moldear
Mediante técnicas de moldeamiento enseñamos o redirigimos nuevas conductas. Los niños de 2 años están en constante aprendizaje, aprovechamos estos momentos para enseñarle que es adecuado o no adecuado.
Por ejemplo, un niño está con un libro y rompe las hojas. En este caso le explicamos que no se debe romper el libro y le moldeamos como hacerlo, cogiendo sus manitas y ayudándole a pasar la página. Recordad de premiar toda conducta adecuada, puesto que una vez reforzada se dará con más probabilidad en un futuro.
Otro ejemplo, una niña coge el cable de la televisión. Redirigimos su comportamiento hacia otra actividad o juguete más apropiado. Le explicamos que no se toca esos cables, sin reñir y ni gritar, ya que más tarde para llamar la atención del adulto puede ir de nuevo a tocar el cable.
5. Establecer límites claros
Los límites son un aspecto fundamental en la etapa infantil, desde pequeñitos debéis establecer límites claros y consistentes de lo que está bien o mal. Cuando un niño tiene una pataleta, esta poniendo a prueba tu capacidad para decirle que no. Debéis ser firmes y fuertes en vuestras decisiones. Tu hijo tiene que entender que mediante las rabietas no se consigue nada. Tener un problema de conducta tendrá una consecuencia inmediata. Por ejemplo: si pintas la mesa tendrá que limpiarla.
No sois malos padres por poner límites, toda persona necesita limites, vivimos en una sociedad dónde existen normas. Necesitan saber qué se espera de ellos, esto les aportada una sensación de seguridad y protección, de este modo experimentarán en un entorno más seguro. Además de, que es beneficioso para la autorregulación, toma de decisiones y autoestima.
6. comunicación
La comunicación es esencial, debéis explicar por qué no pueden tener todo lo quieren. Háblale de los sentimientos ante situaciones y proporcionar herramientas como respiración profunda, relajación u otras actividades para canalizar esas emociones.
Hazle entender que la frustración y el enfado no se pueden expresar a través de berrinches o pataletas. Aprovecha para describir y poner nombre a emociones en situaciones en las que tu niño sienta tristeza, celos, rabia u otro sentimiento, de este modo la próxima vez que sienta uno de esos sentimientos podrá ponerle nombre y le será más fácil expresarlo, en vez de tener un problema de conducta.
Hoy en día hay muchos cuentos y libros infantiles sobre emociones que son muy útiles para hacer entender a los niños sus sentimientos y cómo gestionarlos.
7. Ser consistente y contingente
Ser consistente: Todas las personas encargadas de la educación de su hijo deben actuar bajo las mismas reglas o ideología. Si hay variabilidad en los límites y reaccionan diferente ante ciertos eventos o circunstancias, su hijo no va a entender ¿Qué puede hacer y qué no puede hacer?. Se pueden sentir confundidos y reaccionar negativamente, por eso a veces hay discrepancia entre un padre y una madre.
En la consulta, hay familias que nos dicen; “mi hijo conmigo se come toda la comida sin rabietas” pero, sin embargo, con la madre presenta problemas de conducta.
Por lo tanto, es necesario que haya una buena comunicación entre los padres o tutores para ponerse de acuerdo en la educación de sus hijos.
Ser contingente: En la teoría del aprendizaje y el entrenamiento de conducta, la contingencia se refiere a la relación entre un estímulo y una respuesta, donde la probabilidad de una conducta aumenta o disminuye dependiendo de la presencia o ausencia de un estímulo. En otras palabras, ser contingente quiere decir; responder con rapidez después de que se dé una conducta adecuada o inadecuada. Por ejemplo, Un niña está recogiendo sus juguetes, le premiamos en ese momento, dando feedback positivo sobre la conducta de recoger ¡Muy bien cariño estás recogiendo tu solita!, por otro lado, si tira los juguetes al suelo porque se ha enfadado, nuestra respuesta tiene que ser rápida y retirar los juguetes diciendo ¡Si tiras los juguetes no podrás jugar con ellos! y le retiramos el juguete. ¡Recordad consecuencias inmediatas!.
Si no somos contingentes y reaccionamos más tarde, probablemente reforcemos o castiguemos otra conducta, que no sea la que queremos enseñar.
8. Mantaner la calma
Es imprescindible tener paciencia y mantener la calma. De lo contrario se crea más tensión. Mostrándote calmado, trasmitirás al niño seguridad. Sabemos que en muchas ocasiones es difícil, debido al estrés y al ritmo de vida que llevamos, pero a veces hay que detenerse y recapacitar sobre la importancia de la educación de nuestro hijo y no “pagar” nuestros asuntos personales con ellos. Recordad que los niños aprenden a través de la imitación y observación, por lo que es importante ser un buen modelo de referencia para ellos.
9. ofrecer elecciones
Uno de los grandes cambios, de los 12 meses a los dos años, es la independencia. Quieren hacer y decidir por ellos mismos en todo momento. Ofrecer opciones y elecciones en su vida diaria, les hará sentirse con mayor control de sus propias decisiones y se reducirá la resistencia y oposición. Por ejemplo, en ocasiones les dejamos que elijan la ropa que pueden llevar, qué actividad quieren hacer o los juguetes para jugar.
10.aceptar la frustación
Vuestro hijo tiene que experimentar la frustración, no es recomendable que lo bloqueéis. ¡Recordad! que es una emoción y está no va a desaparecer. La vida a veces es impredecible y no podemos controlarlo todo. Tenemos que dejar que experimente por si solo y guiarle de manera adecuada como gestionar sus emociones.
A los 2 años de edad están en una etapa de desarrollo fundamental, la paciencia, el refuerzo positivo, la anticipación, la gestión de emociones y la consistencia son clave para que crezcan de manera saludable y positiva.
Errores que solemos cometer los padres
Dar muchas explicaciones. Su razonamiento no es el nuestro. Hablamos demasiado.
Intentar que razone cuando está en plena rabieta.
No ponernos en su lugar.
Tomarlo como algo personal.
Culpar al niño o lo que es peor culparos a nosotros por no ser buenos padres.
Gritar y dar azotes.
¿Cómo actuar si mi hijo está en plena rabieta?
Si el niño está ya con la rabieta, nos esperamos a que se calme un poco. Una vez más tranquilo, le hablamos con calma, transmitiendo afecto y evitando regañar o dar sermones. Lo más adecuado es redirigirlo cuando el niño esté más receptivo.
El proceso de enseñanza lleva tiempo. Cuando tu hijo esta con la rabieta, no es aconsejable que intentes negociar o explicar por qué no va a escuchar. En esos momentos no están receptivos a la comunicación, incluso puede subir la intensidad de la rabieta si les sigues hablando:
Primer paso, dejar que se calme un poco.
Segundo paso, ¿Por qué está teniendo la rabieta? Si no sabemos el por qué se ha puesto así, le preguntamos. Nos dará información sobre como se siente ante algunas situaciones y nos ayudara a comprender sus sentimientos y a anticiparnos la próxima vez que ocurra.
Si por el contario, la rabieta ha sido porque quiere algo y no se lo podéis dar, ¿Cómo actuamos?;
Dejar que baje la intensidad de la rabieta.
Explicar por qué no puede tener lo que quiere.
Ser directos y usar pocas palabras.
Ser firmes y decir que no, y aguantáis la rabieta.
Podéis ofrecer algo a cambio, pero para ello el niño tiene que estar totalmente calmado.
Hacer entender que mediante problemas de conducta no se consigue nada, al contario, pueden tener consecuencias.
Cuando ya esté totalmente calmado ponerle nombre a la emoción y explicarle qué ocurre cuando nos sentimos así, además de aportar ejercicios de relajación, actividades o juegos para desahogar y controlar la ira.
¿Qué es el castigo?
Como hemos descrito anteriormente el castigo consiste en la manipulación de estímulos para disminuir la probabilidad y la frecuencia de una conducta en el futuro. El castigo puede ser efectivo a corto plazo para parar un comportamiento indeseado, pero a largo plazo puede tener efectos negativos a nivel emocional en la autoestima y en la relación entre la persona castigada y la persona que castiga. Por ende, se recomienda considerar otras alternativas más positivas, como el refuerzo positivo.
En caso de que se aplique el castigo, es conveniente saber los tipos de castigo y aplicación en cada uno de ellos:
El castigo positivo: Cuando una persona realiza una conducta inadecuada, el estímulo aversivo aparece y cuando no presenta dicha conducta, no se presenta la consecuencia (castigo) aversiva. Por ejemplo, si un niño mete los dedos en un enchufe y recibe una descarga o si un niño grita en clase la profesora le pone un punto negativo.
¿Cómo aplicar el castigo positivo? Añadimos algo desagradable para la persona, cuando esta realiza un problema de conducta.
El castigo negativo: En este tipo de castigo, cuando aparece el problema de conducta se retira un refuerzo. Por ejemplo, un niño tira un juguete al suelo enfadado, como consecuencia pierde el juguete otro ejemplo, hay dos niños que se pelean en el patio y el maestro les recorta 15 minutos del recreo.
¿Cómo aplicar el castigo negativo? Retiramos un refuerzo para la conducta problemática pare.
Bibliografía
Cooper, Heron y Heward. Capítulos 14 y 15.
Modificación de conducta Principios y procedimiento. Raymong G. Miltenberger. Capítulos 5 extinción y capítulo 6 Castigo.